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domingo, 3 de mayo de 2015

El consumo de alcohol por menores de edad como problema social en España


Otra de las preguntas de la prueba de abril que he creído conveniente añadir es esta, ya que me llevó largo tiempo elaborarla y encuentro que es un tema interesante al que no se está prestando la suficiente atención.


Para comenzar, es conveniente mostrar datos de encuestas realizadas recientemente. En primer lugar, la encuesta ESTUDES, en 2012-2013, refleja un aumento del consumo de alcohol entre escolares entre 14 y 18 años, de los cuales un 81,9% afirma haber consumido alcohol en un periodo de un año antes de la realización de la encuesta. Según la FAD, Fundación de Ayuda Contra la Drogadicción, en 2013, la edad de inicio en el consumo de alcohol son los 13 años, y el 65% de adolescentes entre 12 y 18 años admiten consumir alcohol. Europa encabeza el consumo de alcohol mundial, y España normaliza esta situación. Según el informe, en 2013, de la OCDE España tiene una de las tasas más altas de consumo de alcohol entre los jóvenes a nivel mundial. Además hay que tener en cuenta la práctica del conocido como “botellón”, según el cual los jóvenes, mayoritariamente menores, deciden beber en la calle exponiéndose a todo tipo de riesgos. Pero, ¿qué motiva este comportamiento en los jóvenes? En respuesta a esta cuestión y siguiendo el estudio comparado en Madrid, Galicia y Jaén (2002-2003) “El fenómeno del botellón” se pueden plantear una serie de causas (el consumo es más temprano y abundante actualmente). Este estudio fue realizado entre jóvenes entre 14 y 17 años, por los Colegios Profesionales de Politólogos y Sociólogos, Psicólogos y Médicos de Madrid, y el Colegio Nacional de Ciencias Políticas y Sociología en Galicia y en Jaén.

El ser humano, a lo largo de la historia siempre ha utilizado sustancias que cambiaban su percepción del mundo. Los jóvenes hacen botellón buscando diversión e integración en el grupo (“búsqueda de un referente positivo en un entorno propio y compartido con su grupo de referencia”), debido a la presión que éste ejerce y a la facilidad que el alcohol da para relacionarse. También se busca “beber más y más barato”. A esto se suma la imposibilidad entre los más jóvenes de entrar en pubs y discotecas, y la posibilidad de “olvidar los problemas”. Las consecuencias del consumo de alcohol son: aquellas que los jóvenes creen que tiene (suelen ser de poca importancia); y las que tiene a largo plazo en su salud e impactan en la sociedad.

Del primer grupo destacan los efectos inmediatos como la diversión y sociabilidad, y, en contraposición, un 93,2% admite haber tenido consecuencias orgánicas graves en alguna ocasión. También se muestran los efectos al día siguiente: dolor de cabeza, alteración del apetito, insomnio, etc. Como efecto psicosocial: los conflictos con familiares o amigos, prácticas de riesgo y despreocupación por los estudios.
El alcohol contiene etanol, que en un primer momento ralentiza los sentidos y el sistema nervioso, afecta a la memoria, coordinación y capacidad de pensar; y que a largo plazo puede provocar adicción, dañar órganos y tener consecuencias negativas en la vida social de la persona y en su entorno. Según un estudio de la Doctora Susan Tapert los jóvenes que consumen alcohol de forma habitual tenían menos habilidad para interpretar información visual, menor atención y memoria y peor calidad en la materia blanca del cerebro.


Las soluciones son muy variadas, pero sobre todo la educación es la base de la conducta, y es imprescindible, no solo concienciar a los jóvenes, sino hacer saber a los padres y profesores que su papel es fundamental en este problema, y que deben ser comprensivos y creativos a la hora de ofrecer alternativas. Muchas instituciones, por su parte, han optado por campañas de concienciación entre las cuales destacan las del Gobierno de España, como: Hablar con ellos hoy evitará un mal trago mañana (2012), que afirma que “la edad de inicio en el consumo de alcohol es a los 13 años, esto no debería ser normal”, El alcohol te destroza por partida doble (2011). También llaman la atención las duras e impactantes campañas de la FAD, La educación lo es todo (2002), El primer paso es enseñarle a vivir (2009), y los dos especialmente desagradables spots televisivos que mostraban un adolescente, cada uno, que vomitaba en un caso a su padre y en otro a su novia, bajo el texto “Cada vez que te emborrachas te separas de las cosas que más te importan”.

Fuentes consultadas (10/04/2015):

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